Con un entorno que no es más ni menos que el magnífico paisaje de La Cumbrecita y con unas habitaciones que derrochan conexión visual entre el adentro y el afuera, Suites de la Colina abre las puertas a una experiencia de viaje de inolvidable romanticismo.
Las suites son amplias, confortables, adecuadamente iluminadas y gozan de muy buena visión hacia el exterior, descubriendo con inmensos ventanales espejados los panoramas de espectacular belleza que caracteriza a la geografía de La Cumbrecita.
El clima hará su parte en cada momento del año, desplegando un universo de verdes en primavera y verano, dorados otoñales y fantásticas nevadas en los inviernos serranos.
Las cuatro Suites de la Colina han sido pensadas para dar hospitalidad exclusiva y única a las parejas, no dispone la mínima comodidad para niños y no pueden alojarse más que dos personas por habitación.
Esto recrea un ambiente de intimidad y tranquilidad absoluto a la vez que se explotan los detalles que tienen que ver con el romanticismo y el relax.
Jacuzzi para dos con vista panorámica y vidrios dobles espejados, pisos de incienso tarugado, sommiers King Size, living techos Velux para disfrutar el cielo, TV satelital sin restricciones, incluso con canales para adultos y deportivos.
Un deck equipado con baranda de cristal templado oficia de mirador a la extensión de las sierras incitando el ánimo aventurero que encuentra satisfacción con muy buenas propuestas de cabalgatas, mountain bike, rapel y salidas 4X4.
Se cuenta con servicio de mucama, ropa blanca de excelente calidad, frigobar, cocheras y desayuno continental.
El alojamiento combina a la perfección con la experiencia gastronómica en un restaurante con especialidad en carnes de ciervo y jabalí. Tal como lo impone la cultura de la región, allí se puede tomar muy buena cerveza, probar pastas de excelencia y llevarse un buen bocado de truchas y lo mejor de la más típica cocina alemana.
El Restaurante
El Restaurante de Suites de la Colina ofrece al comensal la posibilidad de disfrutar una excelente experiencia gastronómica ligada a la cultura centroeuropea que típicamente prosperó, particularmente, en La Cumbrecita y Villa General Belgrano.
Con vistas panorámicas excelentes se pueden disfrutar las especialidades de la casa en platos que tienen que ver con la carne caza, principalmente de ciervo y de jabalí. También se aprovecha a la perfección la trucha, que se pesca en los arroyos y ríos de altura, de agua clara y pura, y que llega cocido a la manteca, al roquefort o a la alcaparra.
Knackwurst, chucrut, papa al natural, carré de cerdo ahumado, puré de manzanas, goulash de ciervo con spätzle y el salmón del Pacífico forman parte de los platos recomendados y de las excusas que suelen buscarse para volver una y otra vez.
También hay pastas caseras: sorrentinos de verduras, ricotta o jamón y nuez, ravioles de trucha o de ciervo, o tradicionales minutas como el lomo y el pollo deshuesado.
Las papas bravas, las croquetas de panceta ahumada, las tablas de fiambres, quesos y aceitunas, el leberwurst casero y la trucha ahumada ofician de muy buenas entradas en tanto que los postres se mueven entre los típicos flanes caseros, el tarat de manzana los panqueques con dulce de leche, los bowniesy los bombones helados.
Para más información:
Suites de la Colina en Hideout Argentina
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